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Instituto de Historia inauguró 3° versión del Diplomado en Didáctica de la Historia

La charla inaugural de este programa estuvo a cargo del Dr. Joaquín Prats, Catedrático de Didáctica de la Historia de la Universidad de Barcelona.

Miercoles 14 de abril de 2021

Instituto de Historia inauguró 3° versión del Diplomado en Didáctica de la Historia - Foto 1
Instituto de Historia inauguró 3° versión del Diplomado en Didáctica de la Historia - Foto 2

14.04.2021

El Dr. Joaquín Prats, Catedrático de Didáctica de la Historia de la Universidad de Barcelona, fue el encargado de la conferencia inaugural del “Diplomado en Didáctica de la Historia: Estrategias para el aprendizaje de la Ciudadanía y la Historia reciente en el Siglo XXI”, actividad desarrollada el pasado viernes 9 de abril de 2021.

En su exposición presentó diez principios fundamentales o básicos que se deben tener en cuenta cuando se enseña historia. Esos principios están contenidos en el libro que escribió junto al profesor Joan Santacana que se titula “Ciencias sociales, ciudadanía y sociedad digital: reflexiones sobre la educación”.

El primer principio indica que no se puede enseñar lo que no se conoce. “Saber historia requiere manejar cómo se construye ese conocimiento. La experiencia de investigar o saber cómo se investigan temas de la disciplina es un elemento básico para poder señalar que uno conoce la historia, de lo contrario lo que se expresa son relatos”, precisó Prats.

Para el académico, un buen didacta debe estar al tanto de cuestiones técnicas, de lo que tradicionalmente se entiende por este conocimiento. Debe saber programar, estructurar unidades didácticas, dominar métodos de evaluación y también los conocimientos que aportan otras disciplinas que son interesantes como la psicología, no solo la psicología de la educación, sino también acerca de la psicología de la personalidad. 

“La psicología de la personalidad nos permite identificar por ejemplo cómo un adolescente configura sus afectos o cómo construyen internamente los conocimientos. Hay un componente emotivo y racional, muy importante en los adolescentes y jóvenes. Hay aspectos de la psicología y otras sapiencias que hoy en día son imprescindibles para desarrollar una buena labor docente. La pieza fundamental de nuestra formación debe referirse a nuestro conocimiento profundo de la materia, que se pretende enseñar”, destacó el doctor.

Prats mencionó que en el caso de la historia una formación suficiente se conforma con una visión general diacrónica en la que es necesario tener claros los rasgos fundamentales de los periodos históricos, de las principales unidades culturales, civilizatorias y de los fenómenos de cambios y continuidad. El catedrático reiteró que no es suficiente contar con una formación humanística general, ya que es imprescindible conocer cómo se produce el conocimiento histórico, qué metodologías son las más adecuadas según los tipos de fuentes y las temáticas que se trabajen, en suma, se requiere que el futuro profesor/a sepa investigar la disciplina y se sitúe correctamente en las corrientes historiográficas.

“Es necesario por lo tanto de una experiencia investigadora que debería formar parte del currículum de pregrado, sobre todo si se quiere emplear un estilo dinámico en que el alumno/a sea el protagonista de su propio aprendizaje, implementando una metodología activa por descubrimiento. Por eso he dicho que no se puede enseñar lo que no se sabe, se debe enseñar historia con un método activo, que introduzca al alumno/a en la indagación y él/ella  perciba eso, como en la resolución de problemas que es una ciencia social”, explicó el profesor.

El segundo principio que expuso se relaciona con que hay que huir de las modas pedagógicas y especialmente de las prescripciones pedagógicas y curriculares.

En este punto criticó el enfoque competencial, patrocinado por instituciones como la Unión Europea y la OCDE y asumido por los países del entorno de España que también están reformando sus currículos. Con los nuevos enfoques se minimiza la importancia del conocimiento porque es de mayor relevancia la competencia. “No hay competencia si no hay conocimiento. La competencia es la aplicación de un conocimiento a la resolución de un problema”, aclaró.

El tercer principio fundamental informa que es imprescindible un espíritu innovador en el contexto de la cultura contemporánea. Se trata de dejar de reproducir en la práctica didáctica, lo que ya está demostrado como un evidente fracaso en la enseñanza de la historia. Lo que deben cambiarse no son solo los recursos, sino el planteamiento metodológico, un tipo de historia que esconda cómo se construye el conocimiento histórico conduce a introducir simplemente a un corpus de mitos más o menos históricos o erudiciones sin sentido de utilidad para enseñar o pensar cualquier ciencia.

El cuarto principio reconoce que los profesores/as de la disciplina no son la fuente del conocimiento de la historia. “No teman decir no lo sé, pero nunca nieguen el derecho a saber dónde y cómo pueden y por qué caminos deben encontrar las respuestas”, puntualizó el académico.

El quinto principio expuesto es el siguiente: “intente enseñar por encima de todo el método con el que analizamos el pasado y procure que la apliquen al conocimiento de su presente. A veces es más importante saber cómo se construye el conocimiento que el propio conocimiento”. El alumnado según su etapa vital y desarrollo afectivo y cognitivo tiene necesidades y dispone de determinadas capacidades.

El séptimo principio dice que si enseñamos que la historia es la vida en el pasado hay que dejar bien patente que detrás de los hechos hay siempre personas, por tanto, cuando se imparte esta disciplina se debe poner más énfasis en la historia social que en la historia de las élites.

El octavo principio destaca que cuando se enseña historia hay que estar convencidos de que a los alumnos/as no les gustan los discursos eternos. El noveno principio menciona que como la historia produce modelos y abstracciones, estas últimas son siempre cuestiones u aproximaciones difíciles de la realidad, que exigen un alto grado de pensamiento formal.

El décimo y último principio resume que “si queremos que nuestro alumno/a aprenda historia hay que motivarlos en sus estudios a través de clases no divertidas, pero sí interesantes. Para ello es indispensable convertir al alumnado en protagonistas de su propio aprendizaje, que ellos/as se conviertan en investigadores del pasado”.

Este acto inaugural contó además con la presencia del Dr. Nelson Vásquez, vicerrector Académico PUCV; el Dr. Ricardo Iglesias, director del Instituto de Historia PUCV, profesores/as y alumnos/as del Diplomado en Didáctica de la Historia.

Por Natalia Cabrera Vásquez

Instituto de Historia

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