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“Publicar, aprender inglés y trabajar con disciplina son algunas de las claves para alcanzar el éxito como investigador”

Dra. Carmen Montecinos de la Escuela de Psicología PUCV, reconoció que existe la necesidad de establecer políticas nacionales de investigación a largo plazo.

Lunes 16 de mayo de 2016

La psicóloga, académica de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y Doctora en Psicología Educacional de la Southern Illinois University at Carbondale, Carmen Montecinos Sanhueza, es, sin duda, una de las investigadoras de más experiencia en la universidad en el área de las Ciencias Sociales. En este contexto, la Dra. Montecinos, nos recibió en su oficina, para comentar parte de su trayectoria profesional.

En su carrera académica, ha desarrollado diversos proyectos de investigación Fondecyt y publicaciones, en temas referidos a la formación inicial del ejercicio docente, incentivos y estándares al desempeño de los profesores, el proceso de aprender a enseñar, sistemas de aseguramiento de la calidad en educación y el impacto de los centros de práctica en el proceso formativo, por nombrar algunos.

Uno de los aspectos que más llama la atención de su carrera, es que tras estudiar Psicología en la PUC, decide partir a realizar un doctorado en Estados Unidos, quedándose 20 años en Norteamérica. Luego y como profesora titular de la Universidad de Northern Iowa, toma conocimiento de la posibilidad de volver a Chile como como coordinadora de un proyecto que tenía el Ministerio de Educación para fortalecer la formación inicial de profesores, lo que impulsó su regreso a nuestro país. Al año siguiente,  es aceptada para un cargo de Psicología Educacional en la PUCV.

UN POCO DE HISTORIA

Profesora Montecinos, buenos días: ¿Podría contarnos cómo toma la decisión de quedarse 20 años en EEUU?

Llegué becada a realizar un doctorado en la universidad de Illinois. Luego, tuve la posibilidad de empezar a trabajar allá lo que, posteriormente, me permitió postular a un cargo en la universidad, siendo éste el inicio de una carrera académica dedicada a la docencia y la investigación.

¿En qué momento decide volver?

No fue una decisión de un momento. Todo comenzó el año 97’ cuando inicié una colaboración con distintas instituciones de educación chilenas, en el marco de una reforma cuyo principal eje estaba en la formación inicial de profesores, tema de mi especialidad.

A su regreso, ¿cómo encontró la educación chilena?

Desalineada de un objetivo común, con universidades que tomaban sus decisiones unilateralmente y que, al contrario de EEUU, no estaban reguladas en cuanto a estándares o sistemas de evaluación. No había un acuerdo nacional sobre qué tenían que saber y hacer los profesores, por lo tanto, era bien difícil asegurar la calidad de sus procesos formativos.

Fue así como el gobierno impulsó un programa de formación inicial de profesores, cuyo principal objetivo fue apoyar a las instituciones, para que fortalecieran y actualizaran los currículum, adaptándolas a las necesidades de la época. De esta manera, 17 universidades recibieron bastante dinero y muchas salieron al extranjero a ver cómo se estaban formando profesores. En esta línea, me relacioné con un grupo de la PUCV, comenzando a asesorar su trabajo.

¿Encontró alguna diferencia de fondo, entre el sistema educativo chileno y el norteamericano?

Creo que la mayor diferencia y el desafío que permanece vigente hasta el día de hoy, radica en que en EEUU la vinculación del sistema escolar y la formación de profesores es muy estrecha. Nadie concibe formar un profesor que no sea capaz de dar respuesta, a las demandas reales del mundo escolar y de las aulas en particular. En Chile, tendemos a pensar el currículum desde el conocimiento, más que desde las demandas profesionales, lo que representa un desafío pendiente que, poco a poco, se ha ido abordando.

¿De dónde nace esta idea de vincular Psicología con Educación?

Para mí, la Psicología es una ciencia básica de la Educación, en el sentido que se preocupa del aprendizaje y los procesos de desarrollo humano, así como se refiere a las relaciones grupales y, sin duda, todo esto ocurre en la escuela. Dicho de otra manera, el ámbito de la Psicología Educacional se dedica al tema de cómo aprenden las personas y cómo se generan condiciones para que éstas aprendan más y mejor.

Dentro de este ámbito, hay un tópico específico que es el aprendizaje profesional, que favoreció dar un paso desde mi interés por el aprendizaje, para ver cómo aprenden los profesores a ser profesores y cómo aprenden los directores a ser directores.

Hay una lógica entre Psicología y el aprendizaje de los profesores, pero ¿hay consciencia de la importancia de este vínculo?

Creo que la Psicología siempre ha sido una ciencia clave en la Educación. Lo que pasa es que hay gente que plantea que no solamente es un problema de esta disciplina, sino también de la Sociología o de la Filosofía. De hecho, la Educación se nutre mucho de otras Ciencias Sociales, por ejemplo, para entender el aprendizaje profesional.

INVESTIGADORA PUCV

¿En qué circunstancias se incorporó a la PUCV?

El año 2003 llegué a la Escuela de Psicología para hacer clases. Luego, decidí postular a un proyecto Fondecyt centrado en cómo evaluar el desempeño de los estudiantes de Pedagogía en su práctica, para determinar si sabían hacer buenas clases y si éstas tenían un impacto en sus estudiantes. Recuerdo que en este trabajo conjunto con investigadores de la PUC, participaron las carreras de Pedagogía del Instituto de Historia y Educación Básica.  

En la oportunidad, junto con darnos cuenta que los mecanismos de aseguramiento de la calidad eran deficitarios, porque las evaluaciones y la supervisión eran poco rigurosas, nos encontramos con un problema mayor, ya que el instrumento que elaboramos, superaba ampliamente lo que los/as practicantes hacían, es decir, nosotros pedíamos que planificaran una unidad de ocho horas y resulta que hacían muchas menos horas de clases. Estos resultados, nos motivaron a investigar el currículum de formación práctica en 21 carreras de diez universidades nacionales.

¿Este sería su segundo Fondecyt?

Así es. En este trabajo nos dimos cuenta que se le llamaba práctica a todo lo que pasaba en el colegio, desde ir a mirar, hasta hacer clases. Esto nos llevó a un tercer Fondecyt, donde investigamos la opinión que los directores y profesores de distintos establecimientos educacionales, tenían frente a la gran diversidad de tareas que las universidades demandaban a los estudiantes y, con ello, a las escuelas y liceos.

Al respecto, fue muy interesante ver que había una disociación, entre ambas cosas. Esto nos llevó a plantear una modificación curricular de prácticas profesionales, sustentada en un trabajo sistemático de formación, idea que fue tomada por la PUCV, al levantar el proyecto institucional de mejoramiento de la formación de profesores.

¿Qué impacto tuvieron estas modificaciones?

En la ocasión, con un equipo de profesores PUCV con responsabilidad en las asignaturas de práctica, se propusieron varias innovaciones interesantes, las que ya están instaladas en el currículum de formación inicial PUCV. No obstante ello, quiero destacar que existe un rol fundamental desde la gestión directiva del centro escolar, porque determina qué actividad realizarán los practicantes. Esto nos llevó a un nuevo Fondecyt, donde empiezo a mirar cómo los directores que recién asumen el cargo sin experiencia previa, gestionan el trabajo al interior de su escuela y cuáles son los desafíos que enfrenta a diario al promover las condiciones, motivaciones y capacidades de los docentes para mejorar la enseñanza y el aprendizaje.

Gracias a esta investigación, intentamos levantar políticas de apoyo a la inserción de nuevos directores a los colegios, para que haya un esfuerzo nacional por fortalecer la carrera directiva. En esta misma línea, el año pasado surgió un concurso nacional desde el Ministerio de Educación, para crear dos centros de liderazgo escolar en Chile. Fue así como la universidad me pidió liderar un consorcio de universidades para postular a este proyecto y, tras ganarlo, se me nombra como directora ejecutiva del Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar, situación que entusiasma por la proyección que tiene la misión de formar nuevos líderes para la educación pública.

SU VISIÓN DESDE LA EXPERIENCIA

El investigador ¿nace o se hace?

Yo desde chica fui curiosa y quería investigar. Desde la etapa escolar, recuerdo que en el colegio nos incentivaban a buscar respuestas y a crear, como parte de un proceso de aprendizaje activo. Por ello, me atrevo a comentar que primero debe existir una motivación intrínseca por querer saber.

¿Qué consejos podría dar a los investigadores que recién comienzan su carrera académica?

Hay que tener mucha disciplina, porque es un trabajo arduo, que requiere mucha dedicación. Al ser un trabajo creativo, es importante leer mucho, discutir ideas respecto de las posibles miradas que pudiera tener un problema, porque puedo afirmar que lo más difícil en esta labor es levantar un problema de investigación inédito y que no haya sido trabajado.

Una segunda idea, se relaciona con la importancia de estar atentos a las demandas que hace la realidad al investigador. En mi caso, estar atenta a la falta de instrumentos de aseguramiento de la calidad, me permitió iniciar una línea de investigación.

¿Podría contarnos más sobre cómo desarrollar una línea de investigación?

Uno va conectando con sus intereses personales y con lo que entiende son las necesidades del país. En mi caso, buscar problemas de investigación en el área de las Ciencias Sociales, que podrían ir dando respuestas a alguna de estas problemáticas nacionales. En paralelo, hay otros investigadores aportando a estas mismas necesidades, ya que es importante entender que cada investigación, por sí sola, no resuelve un problema y, de esta manera, vamos conformando una comunidad científica.

INVESTIGACIÓN EN CHILE

¿En qué momento está la investigación en nuestro país?

En primer lugar, sumarme a las voces que reconocen que los recursos para la investigación en Chile son escasos y, más aún, para el área de las Ciencias Sociales. Digo esto desde mi experiencia como miembro del comité de estudios del área de Educación del Fondecyt y coordinadora de “Becas Chile”, donde he tenido la oportunidad de participar de otras instancias, fuera de la universidad, donde se discute el tema del capital humano y las investigaciones.

En Chile, no hay una política nacional de largo plazo vinculada al trabajo de las universidades, que determine las prioridades en investigación que tenemos como nación. En el caso de la investigación en Ciencias Sociales, siento que no es valorada en nuestro país, porque se piensa que en realidad lo que importa es el sector productivo y el sector económico, en circunstancia en que vemos que los problemas sociales en Chile son tremendos. Un ejemplo de ello, es que tenemos uno de los mayores índices de depresión en el continente, lo que no es un problema menor.

Los especialistas siempre coinciden en la necesidad de un trabajo a largo plazo, pero finalmente se realizan acciones pensando en lo inmediato ¿por qué cree que ocurre esto?

Desde mi perspectiva, tiene que ver con una política pública centrada en los incentivos personales para el fomento de la investigación. Creo que el tema debe planificarse, convocando a personas interesadas en realizar un trabajo de largo plazo. En definitiva, buscar el equilibrio entre lo personal y lo colectivo, dejando un espacio aparte para los temas de innovación que tienen un carácter más individual y pueden quedar fuera de una política más centrada en resolver problemas actuales, por decirlo de alguna manera.

En materia de innovación, recuerdo haber hablado con un profesor que estaba investigando una cuestión rarísima y yo le pregunté ¿y eso para qué sirve? A lo que me respondió: “Hoy día, para nada, pero tal vez en diez años sirva para algo”.

Sobre esta materia ¿De qué manera podríamos implementar un cambio en Chile?

Trabajar sobre las necesidades reales de nuestro país. Es decir, entregar becas para aquellas disciplinas que realmente requiere nuestro sistema educacional, productivo, social, de salud, entre otros. Dicho de otra manera, yo daría más incentivos para focalizarnos en  las necesidades y demandas que tiene el país para, por ejemplo, superar las tremendas inequidades que existen en educación. No obstante ello, dejaría espacio, en un porcentaje: 60% país- 40% individual, para las iniciativas que piensan en un horizonte más largo, como es el caso de la investigación básica.

¿Cómo fomentamos la investigación en la universidad?

Los recursos son limitados y el tiempo escaso, por ello, si a un profesor le ponen cinco clases a la semana, no le puedes pedir que además investigue. Si un profesor tiene dos horas, por supuesto que hay que pedirle que investigue. Debe existir una política institucional clara que integre investigación y docencia.

De esta forma, las universidades pueden desarrollarse de manera diferencial y, desde esta perspectiva, no creo que todas deban ser iguales. En los profesores ocurre lo mismo, hay algunos que de verdad les gusta hacer clases y no les interesa investigar y, de igual forma, hay otros que les gusta más investigar. Por lo mismo, hay que conciliar y crear espacios para distintas realidades y necesidades, sobre todo, pensando en el desafío de asumir ser una universidad compleja que hace de todo y todo lo que hace debe estar bien.

HITOS RELEVANTES Y FUTURO

Para finalizar, ¿cuáles son los hitos que usted más recuerda de su trayectoria en la PUCV?

En mi regreso a Chile, me llamaba la atención que la mayoría de los alumnos no fueran a clases, no avisaran y que, en paralelo, estuvieran en las calles peleando por los derechos en Educación. No obstante ello, recuerdo un grupo de estudiantes de la Escuela de Psicología fantásticos, muy motivados por la Psicología Educacional y que ahora están terminando sus doctorados, y algunos trabajando en el Centro de Liderazgo.

¿Podríamos decir que este es su legado?

No sé si legado, porque me da cierto grado de vergüenza que se piense en que quiero destacar el reconocimiento adquirido durante la trayectoria académica, más bien siento que es parte de la generosidad de los otros, respecto a cómo evalúan lo que uno hace.

¿Alguna otra cosa que quisiera destacar?

Sí, otra cosa que me gustaría destacar es la generosidad de los investigadores de la PUCV y de otras casas de estudios, nacionales y extranjeras, para abordar problemas de interés común y desarrollar investigaciones de forma colaborativa.

¿Algún consejo final para los investigadores jóvenes?

Aprender el lenguaje predominante para la ciencia: el inglés. De esta forma, es más fácil publicar, ya que las traducciones, más allá de lo literal, requieren un proceso y una estructura de pensamiento que es necesario plasmar en cada escrito. Otra cosa podría ser tomar las oportunidades que presenta la vida y aprovecharlas al máximo.

Como experiencia, puedo contar que cuando llegué a la Escuela de Psicología, el 2003, creo que había un solo proyecto Fondecyt adjudicado en colaboración con otras personas. Desde mi llegada, comencé a investigar e involucrar equipos de trabajo en el tema, lo que tuvo muy buena aceptación, llegando a ser en la actualidad, una de las Escuelas de la PUCV que ha priorizado la investigación en la cual todos los profesores participan en estudios financiados por Fondecyt. Por lo anterior, es necesario motivar a las distintas unidades académicas, para que fomenten espacios para la investigación.

En conclusión, deben tener claro que si quieren desarrollar una carrera como investigadores/as dentro de la universidad, deben investigar y publicar. Ahora si quieren desarrollar una carrera en otra universidad, también deben investigar y publicar, porque serán medidos por ello. En síntesis, un mismo camino, para dos objetivos distintos.

Como última pregunta ¿qué hay en el futuro de la profesora Carmen Montecinos? 

Seguir dedicada a la gestión del Centro de Liderazgo Escolar, experiencia única que involucra un consorcio de cuatro universidades nacionales y una extranjera. Además, trato de hacerme el espacio para continuar investigando, esta vez en una línea relacionada con descubrir cómo las escuelas se hacen cargo de las necesidades psico-sociales de los jóvenes en formación. Al respecto, ya hicimos una investigación con alumnos de pregrado sobre el trabajo de los psicólogos y trabajadores sociales en escuelas que atienden las necesidades de  niños vulnerables y, por medio de estos antecedentes, queremos iniciar un estudio parecido con los sostenedores y su rol frente al apoyo psico-social que requieren los estudiantes.

 Por Marcelo Vásquez Castillo

Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados