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Proyecto estudia el impacto del cambio climático en la vid ocupando drones

La iniciativa se está desarrollando en el marco del Doctorado en Ciencias Agroalimentarias de la PUCV y consiste en estudiar el estrés de la planta frente a un déficit hídrico y cómo esto impacta en la calidad del vino blanco.

Martes 11 de julio de 2023

Cuando las plantas se someten a condiciones de estrés, como las sequías o altas temperaturas, es habitual que el fruto que se obtiene es de menor calidad. Al respecto, en la industria vitivinícola -precisamente en el proceso de elaboración de vinos blancos- si la planta ha sido sometida a un estrés esto podría generar problemas de sedimento o turbidez en los vinos embotellados.

La condición se genera por la presencia de proteínas patogénicas del tipo taumatina y quitinasa, que son sintetizadas como un mecanismo de defensa de la planta frente al estrés y que se traduce finalmente en un defecto en el vino producto de su apariencia turbia.

Las empresas deben utilizar una serie de estrategias de clarificación y estabilización para remover este tipo de proteínas, un ejemplo de ello, es el uso de bentonita, una arcilla de origen volcánico, que remueve las proteínas responsables de la turbidez y también elimina elementos responsables en la fijación de aromas y compuestos de interés, generando una pérdida de vino en torno al 10%.

En ese sentido, el director de la Escuela de Alimentos, Fernando Salazar, en conjunto con el alumno del Doctorado en Ciencias Agroalimentarias de la PUCV, Adrián Vera, desarrollan un proyecto de investigación para analizar el nivel de estrés de la vid en un predio de la Viña Ventisquero en Casablanca, donde utilizan drones con cámaras multiespectrales, que permiten generar mapas e imágenes de alta resolución identificando las áreas donde las plantas necesitan más o menos riego, lo que se traduce en una utilización más eficiente de este recurso hídrico.

Esta investigación representa un avance significativo en la producción de vinos blancos, brindando a los productores una herramienta precisa y eficiente para mantener la transparencia y claridad de sus productos.

Además, el uso de drones con cámaras multiespectrales ofrece ventajas significativas para la industria vitivinícola, al capturar imágenes en diferentes longitudes de ondas permitiendo observar con precisión el estado óptimo del cultivo.

“La iniciativa de utilizar drones con cámaras multiespectrales, se ha desarrollado con el propósito de mejorar la gestión de los viñedos y abordar los desafíos específicos que enfrenta el vitivinicultor. Además, los drones pueden ayudar a detectar el ataqué de plagas o la presencia de enfermedades antes de que sean visibles, mediante el análisis de la reflectancia emitido por la planta, lo cual permite una intervención temprana y precisa, para minimizar los daños y reducir el uso de productos químicos”, complementa el doctorando Adrián Vera.

IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El profesor Salazar explica que esta iniciativa se enmarca en el contexto de la agricultura de precisión, que se relaciona con la aplicación de nuevas tecnologías para tener más información en menos tiempo.

“Descubrimos que, si comparamos las zonas con menos riego en relación con otras con más recurso hídrico, se nota la diferencia respecto del estado de la planta. Al cosechar se puede utilizar un dron para mapear el viñedo y ver la condición de la planta donde se podría administrar la cosecha, dejando esa área para vinos de mejor calidad”, advierte Salazar.

La agricultura de precisión se ha destacado durante el último tiempo como una herramienta revolucionaria para mejorar la productividad, la eficiencia y la sostenibilidad en la producción de alimentos.

En este contexto, la viticultura, como rama de la agricultura, ha experimentado una transformación asombrosa gracias al uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV), que consisten en drones equipados con cámaras multiespectrales capaces de capturar imágenes en diversas longitudes de onda, proporcionando información detallada sobre el estado de las plantas, como la cantidad de luz solar que reciben y la cantidad de agua que necesitan.

“Una de las mayores ventajas de la utilización de drones con cámaras multiespectrales en la viticultura es el monitoreo preciso del viñedo, donde es posible recopilar datos de manera más rápida y eficiente que los métodos tradicionales, sobre todos en lugares de difícil acceso. Por ejemplo, un dron puede monitorear un viñedo completo en tan solo minutos, mientras que para eso una persona necesitaría caminar durante varias horas”, complementa Salazar. 

Otra de las ventajas importantes en la elaboración del vino, es la selección precisa de la vendimia. Los drones con cámaras multiespectrales brindan a los viticultores la capacidad de monitorear la madurez de las uvas y determinar el momento óptimo para la cosecha. Esto significa que se pueden realizar cosechas selectivas, recolectando las uvas en su punto ideal de madurez, lo que contribuye a la calidad y el sabor de los vinos producidos.

“En el caso de la viticultura esta tecnología ofrece muchas aplicaciones, pues no sólo se puede utilizar con los drones para predecir una enfermedad o definir el estado fisiológico de una planta. Es posible ocupar también para fumigar o utilizar un producto necesario para el manejo de la planta. Hay tecnologías que permiten determinar la humedad del suelo o el índice foliar de la planta”, explicó el profesor.

En una primera etapa, la iniciativa es financiada por el Laboratorio de Fermentación Industrial de la Escuela de Alimentos de la PUCV y la idea en un futuro cercano es conseguir recursos para comprar más equipamiento.

Por Juan Paulo Roldán

Dirección de Comunicación Estratégica

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