Fue en el año 1970 cuando María Luisa Sepúlveda egresó de Trabajo Social en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, sin saber que años más tarde formaría parte del selecto grupo que trataría de reescribir la historia en nuestro país.
Al egresar, comenzó a trabajar en un policlínico de la comuna de Pudahuel en Santiago. Cuenta que para el 11 de septiembre de 1973 tenía 25 años y era la única trabajadora del recinto asistencial que no se encontraba en paro. Lo que vino después, casi llegó a su vida como una azarosa brisa que empujó en ella el compromiso ante el ser humano: formó parte del Comité Pro Paz, que posteriormente, en 1975, se convertiría en la Vicaría de la Solidaridad, ambas creadas por el Cardenal Raúl Silva Henríquez.
Con el avance de los años y el fin de la dictadura, María Luisa formó parte de la Comisión Valech, entidad creada el 26 de marzo del 2003 por el entonces Presidente Ricardo Lagos. La misión de la comisión fue abarcar las torturas y procedimientos inhumanos del régimen militar, instancia en la que María Luisa Sepúlveda ocupó el rol de vicepresidenta ejecutiva, convirtiéndose en 2010 en presidenta de la instancia, cuando se creó la Comisión Valech II.
También en enero del 2010, fundó el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, del cual también fue presidenta y que está dedicado a conmemorar a las víctimas de la dictadura, recopila una serie de antecedentes, fotografías, artículos y objetos relacionados con el golpe de Estado de 1973.
Recientemente, Sepúlveda volvió a la Casa de Estudios que la vio nacer profesionalmente. Formó parte de un conversatorio en torno al rol de la Iglesia en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura y cómo ella trabajó codo a codo con el cardenal Silva Henríquez. En cuanto a volver a pisar los pasillos de la PUCV, señaló que “es emocionante. Yo venía de un colegio particular y llegar a esta universidad a estudiar Trabajo Social hacía que uno se encontrara con la realidad del país, conocer las poblaciones y la vida de los más necesitados, lo que finalmente me sirvió para trabajar en derechos humanos. Tal vez si hubiera estudiado otra cosa no habría trabajado en esto”.
La ex integrante de la Comisión Valech agregó que “fue muy importante haber pasado por Trabajo Social porque era muy necesario relacionarse y empatizar con el otro. Había que trabajar individualmente para poder evaluar las situaciones que necesitaban de un trato muy personalizado y, por lo mismo, me sirvió mucho la formación que yo tenía para hacer el trabajo que hice”.
Por último, la alumni señaló que “con el tiempo tuve muchos cargos directivos y no me cabe duda que mucho influyó en mi desempeño el que yo haya sido trabajadora social de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso”.
Por Sebastián Paredes
Dirección de Comunicación Estratégica