Por: Emma Echeverría, psicóloga Comisión CAHVDA

La violencia de género ejercida con la intermediación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) es un acto de discriminación que afecta a un sinnúmero de personas, principalmente a mujeres, adolescentes, niñas y a personas integrantes de la comunidad LGBTQIA+.

La ciberviolencia debe entenderse como expresión de un continuo de formas múltiples, interrelacionadas y recurrentes de violencias de género que están presentes en todos los ámbitos de la vida públicos, privados, físicos y ahora digitales, en un nuevo contexto online-offline de fluidez de espacios, identidades y realidades virtuales y no virtuales que han emergido a partir del uso extendido del internet y las nuevas tecnologías.

Algunas características particulares que presenta la violencia en el espacio virtual es que favorece el anonimato de la persona perpetradora, quien fácilmente puede falsear su identidad. Así también, el mensaje puede ser difundido por redes sociales, llegando rápidamente a muchas personas, lo que facilita el acoso constante, multiplica la cantidad de testigos y acarrea consecuencias desfavorables en las vidas de las víctimas.

Algunas manifestaciones de violencia de género en el contexto digital son:

Ciberhostigamiento: conducta reiterada, por parte de una misma persona, de actos abusivos y perturbadores con el objetivo de hostigar, intimidar, acechar, controlar, atacar, humillar, amenazar y ofender a una persona. Estos actos en conjunto conforman un patrón digital de abuso que merma la sensación de seguridad de la víctima y le provoca miedo, angustia o alarma. Puede realizarse por alguien desconocido/a por la víctima o conocido/a únicamente en el mundo digital, sin embargo, este fenómeno es recurrente en el contexto de violencia de pareja involucrando además a familiares y amistades.

El ciberhostigamiento puede manifestarse en actos reiterados de hostigamiento como espiar, establecer comunicación constantemente, o compilar información sobre la víctima por medio del envío reiterado de correos electrónicos, mensajes de texto, mensajes de chats en línea o llamadas telefónicas. Otras formas son la persecusión y monitoreo de la ubicación o actividades que realiza la víctima para que ésta advierta la presencia de su agresor/a.

Ciberacoso: implica el uso de internet, vía redes sociales por parte de uno/a o múltiples agresores/as de forma coordinada o esporádica para abusar, humillar, molestar, atacar, amenazar, degradar, intimidar, ofender y/o insultar a una o más personas por razones de género, creando un ambiente ofensivo y hostil en los espacios digitales.

Algunas expresiones del ciberacoso son: comentarios abusivos, sexistas y misóginos a través de plataformas de redes sociales, uso de lenguaje abiertamente sexual en contra de la víctima, envío de material sexualmente explícito no solicitado, amenazas o incitación a cometer violencia física sexualizada en contra de la víctima. 

Otras formas reconocidas de violencia son el troleo de género, o la publicación de contenido extremadamente ofensivo o discriminatorio y la creación de hashtags en redes sociales para provocar efectos en la opinión pública. Además, son comunes el doxeo o la publicación de información personal, imágenes, videos íntimos y/o información falsa para atentar contra la dignidad de la víctima y el robo o suplantación de identidad mediante el hackeo de dispositivos electrónicos de la víctima.

Grooming: es la acción deliberada de parte de un/a adulto/a para contactar a una persona menor de edad, a través de redes sociales, chats de mensajería instantánea o juegos en línea, con el objeto de ganar la confianza de la víctima y atacar su integridad sexual.

Ataques a grupos, organizaciones, comunidades de mujeres: son acciones intencionales para censurar y/o causar daño a organizaciones o grupos de mujeres, afectar el desarrollo de sus funciones, atacar sus canales de expresión y publicaciones para disminuir o anular su presencia en los espacios digitales. Estos ataques pueden realizarse de manera masiva, siendo coordinados por una persona o grupos cerrados, trolls o bots.

¿Por qué es importante hablar sobre las formas en las que se manifiesta la ciberviolencia de género?

Una vez que conocemos y nombramos las formas en que la violencia de género ocurre en espacios virtuales, podremos identificar experiencias propias o cercanas de riesgo y cuestionar las prácticas que acontecen en nuestras redes virtuales más utilizadas. Reconocer la ciberviolencia de género contribuye al uso responsable y seguro de las redes sociales al establecer límites en el tiempo destinado a permanecer en espacios virtuales, proteger nuestra privacidad, reconocer fuentes confiables de información y potenciar usos más saludables y beneficiosos de las tecnologías en nuestra vida diaria. Por último, conversar sobre estas temáticas con nuestra comunidad, permite generar conciencia y estrategias colectivas para prevenir y detener este tipo de violencias en la red.

Fuentes:

Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género. (2020). Contexto virtual-digital y manifestaciones de violencia de género.

ONU Mujeres. (2022). Ciberviolencia y ciberacoso contra las mujeres y niñas en el marco de la Convención Belém do Pará.