Columna de Opinión: "San José, ayer y hoy"
Compartimos columna de opinión de la Dra. Verónica Benavides, académica de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV. Cabe destacar, que el Papa Francisco convocó a un "Año de San José" (con la Carta apostólica Patris corde - Con corazón de padre). El Sumo Pontífice recuerda el 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, conmemoración que se desarrollará hasta el 8 de diciembre de 2021, celebrando un año dedicado especialmente a él.
21.12.2020
¿Cuándo nos acordamos más de San José? Probablemente, en el tiempo próximo a la Navidad, en la Nochebuena y en la icónica imagen representada tantas veces por el arte cristiano del nacimiento y la adoración del Niño Jesús en el humilde pesebre de Belén. Lo recordamos, de acuerdo con la tradición, como el casto esposo de María y padre terrenal de Jesús, pero pocas veces nos detenemos a pensar en la persona humana, concreta y real de José.
Sería muy bueno centrarnos, como lo pide el Papa Francisco, en aquello que orienta la vida entera de San José como padre y esposo: la obediencia absoluta a la voluntad de Dios. Así como la Virgen dijo “sí” al plan divino para la salvación, José también dijo “hágase tu voluntad” con sus actos, con su confianza al rol que Dios le pide que desempeñe, pese a los prejuicios de la sociedad de su época. Se trata entonces de una obediencia valiente, llena de fe, pero no exenta del temor que existencialmente lo embarga al peregrinar con la Virgen María, a punto de dar a luz, sin encontrar una posada donde el Niño pueda nacer. ¿Cómo se habrá sentido, como esposo amoroso y preocupado, cada vez que oía de los posaderos de Belén un “no” por respuesta? No obstante, su obediencia silenciosa y confiada a Dios, lo mantiene esperanzado y lo impulsa a seguir adelante. Como dice el Papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde (cf. N°2), al meditar sobre esta escena comprendemos que Dios hace su voluntad a través de esa debilidad humana, la cual humaniza la paternidad de José y la acerca a los hombres y mujeres de todas las épocas.
Que Dios nos ayude también, en nuestra propia época, a observar y vivir los acontecimientos dolorosos de esta pandemia con los ojos de San José, esposo y padre, que teme pero confía, que sufre pero da gracias, que dócilmente se deja llevar por el plan divino y anhela su cumplimiento. ¡Feliz Navidad!