22.05.2020

“Considerar integralmente los distintos factores que influyen en la persona humana puede resultar primordial para comprender el proceso de conocimiento que ella realiza, así como en el ámbito educativo o formativo de la inteligencia. En efecto, los sentidos, la materialidad, el cuerpo, no son elementos que deban ser escindidos de la intelectualidad al querer analizarla, pues ellos cumplen un rol fundamental. Santo Tomás de Aquino, filósofo del siglo XIII, ya se había dado cuenta de esto, y plantea una gnoseología (parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento humano) basada en la idea de la unión substancial de alma y cuerpo que da lugar a la persona”, resume en su artículo Fernanda Cuneo, ex alumna de la Facultad Eclesiástica de Teología de la PUCV.

De esta manera queda evidenciado que ya en pleno siglo XIII santo Tomás de Aquino había considerado la importancia de los sentidos en las actividades intelectuales del alma, fundamentándose en que la persona no es solo alma, ni siquiera primordialmente alma, sino que es una unión substancial de alma y cuerpo, de lo cual se desprende que haya que asumir al hombre integralmente al considerar el funcionamiento de su intelecto. Esto conduce a entrar a valorar el rol del cuerpo tanto en la gnoseología tomista, como en el mismo y propio desenvolvimiento vital del ser humano, y cómo dicho rol atraviesa las actividades humanas de tal forma que influyen incluso en su fin trascendental.

“Este argumento metafísico desarrollado en la época medieval, puede hoy iluminar y ayudar a reconocer el rol de los sentidos en la educación y en la intelectualidad humana, y más aún, podría contribuir o venir a apoyar la idea de la unicidad del ser humano, y lo crucial que es la importancia del cuerpo en la educación y el desarrollo de las actividades intelectuales según santo Tomás de Aquino”, concluyó Fernanda.

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