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Rafael Fernández: Escribir una tesis en diez días.

El profesional, egresado de Pedagogía en Biología y Ciencias Naturales de la PUCV, es autor de uno de los mejores trabajos finales de egreso de su generación. En esta entrevista compartió algunas claves para optimizar el tiempo de investigación. Habla de su práctica profesional y del apoyo que le entregó su profesora guía en su proceso de titulación. Con 23 años, nunca imaginó finalizar su tesis en tiempo récord.

Ya en el colegio una profesora le había dicho que tenía “madera” para hacer clases, era bueno ayudando a otros cursos más pequeños. Dice Rafael que, efectivamente, enseñar era algo que le gustaba, y le sigue gustando.

Aunque antes de rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU) tenía la intención de estudiar veterinaria optó definitivamente por la pedagogía, porque “pensaba que, si iba a trabajar cuarenta años en algo, no debía ser aburrido, ni monótono. Aquí encontré diversidad de alumnos y de técnicas de enseñanza”, comenta el profesor.

El trabajo final que Fernández presentó a principios de este año tuvo como finalidad analizar sus propias clases, para aplicar cambios, reflexionar sobre sus prácticas usando la narrativa y describiendo el contexto, de acuerdo al modelo self-study, un tipo de investigación en el área de la pedagogía que consiste en estudiar a profesores. Con dicha base teórica, más la ayuda de un amigo docente, que leía sus historias de clases, Rafael pudo recibir algunas sugerencias, comentarios y preguntas, agregando así más datos a su proyecto final de egreso, que lleva por título “Analizando los Cambios en el Crecimiento Profesional de un Profesor de Biología en Formación a través de Self-Study”.

Profesor Fernández ¿Cuáles son las principales novedades de su investigación?

Uno de los aspectos más llamativos de mi trabajo es lo atípico, ya que es muy poco común que uno mismo, como profesor, quiera investigar sus propias prácticas. Generalmente lo hacen otros profesores o investigadores que observan a un docente, obtienen datos y elaboran algún estudio.

Hubo momentos en que yo reflexionaba, pero no aplicaba cambios. Luego comencé a reflexionar en la misma práctica y simultáneamente hacía un cambio en la clase. Por ejemplo, había una situación dentro del aula que no me esperaba y desde ahí pensaba qué podría hacer para mejorar. Entonces trataba de hacer un cambio inmediato a mi propia práctica.

Obtuvo los datos que sustentan su tesis durante su práctica final… ¿Cómo evalúa aquella etapa?

Durante mi práctica, conjuntamente, con la retroalimentación que me proporcionaba mi amigo docente, me daba cuenta de que yo hacía cosas muy malas; eran cosas que escribía, y él me decía: “ya genial, pero esto lo hiciste mal o esto lo podrías haber hecho mejor”. Yo empezaba a pensar que tenía razón. Un ejemplo muy claro de esto me pasó en la primera clase que hice: yo tenía que ver “intestino grueso” con los estudiantes y en un momento les dije: “como ustedes han visto sistema digestivo, pasemos a la siguiente actividad”. Ahí mi compañero dijo: “espera, les dijiste han visto, significa que no han prendido, ni reflexionado, ni analizado”. Sentí que por dentro me estaba destruyendo. Eso me ayudó, porque más adelante comencé a ser más preciso con el lenguaje que usaba.

¿Diría que su amigo profesor fue como una doble tutoría en la práctica?

Sí, porque no siempre tienes una constante retroalimentación, y después, en la vida laboral, me imagino que es casi nula. Entonces hay que analizar cómo hiciste una clase, y decir: “esto lo puedo hacer mejor”. Y que otra persona lo pueda ver, es valioso.  Destacaría el aporte de mi amigo y lo importante que fue el hecho de que me haya colaborado. Yo lo había ayudado también en su tesis. Así es que ha habido una colaboración recíproca. Obviamente, le estoy muy agradecido.

En mi práctica hice muchas cosas, pude hacer videos; que los chiquillos usaran teléfonos celulares, que es como el gran problema de los profesores; pude hacer que se movieran y que trabajaran colaborativamente.

El proceso para obtener datos puede ser algo subjetivo, porque era yo el que analizaba todo. Entonces me pasaba que a veces tenía la duda de si estaba viendo lo que ocurría ahí o estaba viendo lo que quería ver. Al final, trabajar con mi compañero me demostraba que a veces sí estaba viendo lo correcto. Analizarse a uno mismo cuesta.

¿Cuál es el principal aporte de su investigación para otros profesores?

A distintas personas que le he presentado la tesis, les ha parecido que es bastante interesante por la innovación, por la base metodológica de la investigación y por los resultados. Pero yo creo que, a propósito de la ley de Carrera Docente, puede ayudar asimismo en dos aspectos fundamentales: la reflexión con análisis y la colaboración entre docentes. A esto de trabajar colaborativamente con mi amigo se le denomina Amigo Crítico. Tanto la reflexión como el trabajo colaborativo, en las evaluaciones docentes tienen resultados muy bajos, siempre quedan en “satisfactorio” o “insatisfactorio”, pocas veces llegan al nivel de destacado.

Lo que yo he querido realizar con mi tesis es entregar una herramienta a distintos profesores para que ellos logren mejorar y reflexionar sobre sus prácticas, porque hay muchas cosas que ocurren al interior de la sala de clases, y en el momento de ocurrir uno no se da cuenta.  Me pasaba que en mi primera Historia de Clase no escribía mucho acerca de cómo me sentía. Era muy mecánico. Pero después comencé a hablar más sobre mis sentimientos, de cuando mis estudiantes tenían logros o cuando implementé una prueba y vi sus caras de disgusto. Ahí empecé a escribir de cómo me sentía.

¿Qué significó para usted la presencia de su profesora guía Corina González en su trabajo investigativo?

Yo trabajo con la profe Corina desde que estoy en tercer año de universidad, porque cuando tuve un ramo de didáctica con ella me justó como realizaba la docencia. Una vez me acerqué a la profesora y le pregunté si podía hacer una pasantía en su equipo, e inmediatamente me incluyó. Siempre me gustó lo simpática y humana que es con los estudiantes.

En el proceso de tesis fue muy curioso, porque yo había presentado mis resultados en enero de este año, en un congreso en la Universidad de Santiago de Chile (USACh). Eso fue el cinco de enero, no tenía nada escrito, solo resultados. Debido al estallido social, en la universidad habían programado un periodo de vacaciones (entre comillas), entonces la profe Corina me dijo: yo creo que tú logras terminar la tesis el 24 de enero, cosa que me sorprendió, porque ella tenía más fe en mí que la que yo me tengo. Le dije: entonces usted me tendrá que acompañar en todo esto. Del día 10 hasta el día 20 escribí la tesis. Le mandaba correos todos los días y ella siempre me los respondía. Me ayudó mucho para que saliera rápido.

Fue entre medio de un contexto difícil por el estallido social y, en lo personal, debo sumar el hecho de que hubo un preocupante incendio en las cercanías de mi casa, ubicada junto a un estero, en Limache. Temíamos que el fuego se nos pasara a las casas. Han sido varios momentos de estrés. Por eso prioricé terminar mi tesis, porque el ambiente para los estudiantes estaba siendo agobiante. Y dije: “ya, tengo que ponerme a escribir la tesis”. Además, “si quería tomar vacaciones en febrero, dejándola postergada, no iba a descansar. Si la terminaba el 24 de enero iba a tener vacaciones.

¿Cuáles fueron las claves para terminar su tesis en diez días?

Fue fundamental tener una profesora como Corina. También fue importante tener muy claro mi tema. Alguna vez me dijeron algo que es muy cierto: “nadie sabe más que tú sobre tu tesis”. Yo ya tenía claro los aspectos que abarcaban mi trabajo. Así, fue un poco más fácil buscar la bibliografía. Destiné mucho tiempo a leer y ordenar las ideas. Creo que lo más importante es saber cómo quieres que esté estructurado el trabajo. Porque yo sabía que en una parte tenía que hablar de mis historias de clases, en otra parte tenía que hablar de las reflexiones y también del rol de mi Amigo Crítico. Es fundamental el orden.

¿Cómo proyecta su futuro profesional?

Me gustaría que mi tesis se pudiera publicar. También he pensado hacer un Magíster, el de Didáctica o alguno de Biología. Ahora estoy trabajando en CIDSTEM (Centro de Investigación, Desarrollo, Innovación y Emprendimiento en Didáctica de las Ciencias, Matemáticas, Ingeniería y Educación STEM) y trabajo en la línea de "Alfabetización científica para niños, niñas y jóvenes", lo que me abre una puerta para profundizar en los estudios. Quisiera seguir trabajando en investigación, pero no sería lo prioritario. Porque la verdad es que yo quiero trabajar en colegios. Sería ideal tener un trabajo docente de 20 horas y dedicar otras 20 horas a una investigación. En mi caso priorizaría hacer clases en colegios.

¿Qué importancia le da usted al espacio universitario para finalizar su carrera?

Mi proceso de amor a la carrera por momentos se veía estancado, pero es normal, a todos les pasa. Cuando estaba en segundo año me planteé la posibilidad de salirme de la carrera, pero decidí darle otra oportunidad y me volví a enamorar.

La Universidad me ha dado la oportunidad de conocer gente muy genial, gente que yo tuve de modelo, que me gustaba como trabajaba, como enseñaba e incluso amigos que durante todo mi proceso universitario estuvieron apoyándome. Tuve un grupo de estudio que era muy bueno; siempre tratábamos de estudiar juntos. El trabajo colaborativo es algo que siempre me ha ayudado mucho.