La Parroquia de San Pedro, en el corazón de Curacautín, se ha convertido por estos días en el centro de las segundas misiones de verano que conjuntamente realizan la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Católica de Temuco, y que se extenderán hasta el próximo domingo 14 de enero,
El lema "Con Cristo Caminamos y Anunciamos" ha marcado significativamente tanto a quienes forman parte de estas misiones como a la comunidad que las y los acoge. En total son 43 estudiantes de ambas casas los que recorren la localidad y quienes, a través de su compromiso y fe, comparten junto a las comunidades de San Andrés, Juan Pablo II, Padre Hurtado y San Juan de Curacautín.
Para este 2024 se tomó en cuenta la experiencia del año anterior y por primera vez se realiza en paralelo con la Escuela de Verano, escuchando así el llamado de la comunidad de transmitir el mensaje de Cristo a todas las edades, especialmente a niñas y niños.
Jazna Villarroel, directora de Pastoral PUCV, señaló que las misiones son una respuesta al mensaje del Papa Francisco para ser una Iglesia en salida y caminar juntos en este tiempo en el que estamos llamados a la sinodalidad, junto a la parroquia de Curacautín y el grupo de misioneros de ambas universidades. “Esta es también una oportunidad de consolidar el proyecto que comenzó el año pasado junto a la Pastoral de la Universidad Católica de Temuco y que pretendemos proyectar durante el próximo año”, explicó.
Las y los estudiantes y funcionarios que se unieron a la instancia atienden diferentes necesidades humanas y espirituales de la comunidad del sector, propiciando el encuentro y acompañamiento a quienes conforman las comunidades sociales y eclesiales, enfocándose en el servicio hacia los más vulnerables. Así, se llega a lugares donde aún no se han podido atender los requerimientos a nivel pastoral, espiritual y socio comunitario, a través de las habilidades misioneras y profesionales de las y los estudiantes.
Sebastian Bozzolo, alumno de Derecho de nuestra universidad, planteó que “las misiones son una experiencia sumamente enriquecedora, de entrega al prójimo y de conexión con las personas. Podemos compartir con las comunidades, transmitir la palabra y, a su vez, nosotros también ser misionados para llevarnos una parte de Curacautín a Valparaíso, y poder seguir formando comunidad y hacer vida católica”.
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