Nuestro país tiene toda una tradición en el ámbito del cooperativismo y la economía social. En efecto, este año se cumplen 100 años de la primera ley de cooperativas y las primeras organizaciones de estas características nacieron precisamente en Valparaíso: las cooperativas Esmeralda y Valparaíso que partieron hace 137 años. En la actualidad, Chile cuenta con 2.157 instituciones de carácter cooperativo y alrededor de 2 millones de socios.
Curiosamente, este ámbito no se aborda en la educación tradicional, ni en el nivel escolar como tampoco en la educación superior, salvo contadas excepciones. Al respecto, la PUCV acogió el seminario "Desafíos y oportunidades de la academia en el cooperativismo y la economía social", organizado por el Centro Internacional de Economía Social y Cooperativa (CIESCOOP) de la Universidad de Santiago de Chile en conjunto con nuestra Casa de Estudios.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del vicerrector de Administración y Finanzas, Alex Paz, quien recordó que la temática del evento se vincula con la nueva misión de la PUCV, que ha relevado su vínculo con el entorno para transformar la vida de las personas.
“Nos parece que en el contexto actual es importante explorar alternativas distintas de desarrollo productivo, a partir del trabajo de las personas que constituyen el tejido social y económico de nuestro país. En otros contextos ha sido exitosa esta experiencia y con una adaptación a la realidad nacional es posible considerarla como una vía importante para favorecer un cierto desarrollo social para Chile”, añadió.
La académica de la Escuela de Derecho, Lorena Carvajal, fue una de las organizadoras del seminario, el que se enmarca en el contexto del Proyecto VINCI-PUCV DI Regular 039.457/2024, donde estudia la fórmula cooperativa para recuperar empresas desde los trabajadores.
“La cooperativa es un ropaje jurídico que adopta la empresa y es una alternativa a la empresa capitalista clásica con fin y ánimo de lucro, donde las ganancias van al dueño de la empresa. En este caso, la finalidad es mejorar la calidad de vida de los socios. La primera ley de cooperativas en Chile se dictó en 1924. Tenemos una tradición asentada y no es una fórmula que se haya difundido mayormente. En ese sentido, se requiere una visión del comercio más solidario”, complementó.
DESAFÍOS PARA CHILE
Una vez que se constituyen las cooperativas requieren apoyo para su financiamiento. Considerando que empiezan con un carácter pequeño, de medianas empresas, es importante invertir en capacitación de los socios. Al respecto, el Estado tiene un rol valioso y las entidades socias como las universidades pueden aportan con investigación y asistencia técnica.
El director del Centro Internacional de Economía Social y Cooperativa (CIESCOOP) de la Universidad de Santiago, Mario Radrigán fue otro de los expositores, quien indicó que el encuentro es parte de un proyecto financiado por el Gobierno Regional de Valparaíso, orientado a hacer un estudio de factibilidad para constituir una red de fomento de la economía social y cooperativa en la región.
“Una de las debilidades para el desarrollo de las cooperativas es la falta de conocimiento de este modelo de empresa y la falta de preparación de los técnicos y funcionarios públicos. Ha habido reuniones en centros de formación técnica y tratamos de consolidar esta discusión para identificar posibles líneas de acción. Tanto el modelo general como la gestión de estas empresas no se enseña regularmente en la enseñanza básica, media y superior. Hay una brecha para que esta temática esté presente en los procesos formativos y redunde en dirigentes y técnicos con conocimiento real de impulsar este tipo de empresas”, indicó.
El sociólogo de la Universidad de Playa Ancha, Marcelo Alcayaga, desarrolló su tesis de pregrado sobre experiencias formativas en la educación superior para contribuir a la economía social donde encontró que existe una insuficiencia institucional, pues se percibe a este ámbito como un sector paliativo más que como un aporte profundo al bienestar de las personas.
“Dado el contexto mundial y local que contempla el cambio climático, la equidad de género, el modelo cooperativo y la economía social son una gran propuesta para abordar diversas problemáticas en términos de pobreza. Es un modelo concreto, con historia y mucha tradición. Busca la asociatividad, el enfoque colectivo con los trabajadores, la democracia económica. Tiene un set de valores y prácticas distintos a lo que estamos acostumbrados”, expresó.
En nuestro país, se creó la Red Universitaria de Economía Social y Solidaria en 2017. Este año se inauguró el Instituto Nacional de Cooperativismo, lo que representa un avance institucional importante, sin embargo, todavía falta continuar aportando desde el mundo educativo.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica