La Escuela de Arquitectura y Diseño (EAD) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso trabajó durante dos semanas para apoyar a las familias que perdieron sus hogares durante el pasado incendio de febrero en Viña del Mar. Más de 300 estudiantes de entre primero y quinto año llegaron hasta Villa Independencia donde colaboraron de manera voluntaria en el retiro de escombros y entregaron asesoría técnica para avanzar en la reconstrucción de sus casas.
El coordinador del voluntariado fue el académico de la EAD, Álvaro Mercado, quien recuerda que posterior al incendio el decanato de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y la dirección de la EAD se comunicó con la Municipalidad de Viña del Mar, a través de la Secretaria de Planificación (SECPLA), pues están desarrollando algunos proyectos en conjunto, lo que ayudó a que la comunicación post incendio fuera más rápida y fluida.
“Uno de los requerimientos para recibir la vivienda de emergencia es que se encuentren limpios los terrenos, despejados y nivelados. La primera acción fue entregar apoyo físico y posteriormente ofrecimos asesoría técnica para los procesos de autoconstrucción. La acción institucional siempre es más lenta que la necesidad, algunos comenzaron a construir al día siguiente del incendio”, recordó Mercado.
Uno de los problemas que evidenciaron es que las personas al autoconstruir no cumplen con la normativa vigente y por lo tanto no reciben los subsidios que otorga el Estado. En ese sentido, desde EAD también están trabajando en una tercera vía para pensar soluciones en relación a planificación y cómo abordar la reconstrucción para los próximos cinco a 10 años.
“La Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) nos apoyó con la gestión de buses para subir al sector de Villa Independencia. El municipio también nos ofreció un bus para movilizar a los estudiantes, las jornadas eran de 9:30 a 12:30 horas. A través de la DAE se contactó a Techo para que en conjunto pudieran facilitarnos herramientas y contamos con carretillas, chuzos, palas y guantes para tener implementos de seguridad para cada uno de los estudiantes. El municipio de Viña del Mar nos entregó credenciales para los voluntarios y así desplegarnos en el territorio con seguridad”, recordó Mercado.
La asistencia técnica consistió en entregar ciertas directrices para cumplir con la normativa de distanciamiento, adosamiento y fue bastante efectiva, pero en un comienzo, lo que más necesitaban las personas era contención y conversar sobre lo ocurrido.
“Nos contactamos con la SECPLA para que la asistencia técnica fuera efectiva, ellos nos ayudaron a conseguir los casos y nosotros los ubicamos. Trabajamos con los vecinos de Villa Independencia y se sumó el sector de Los Almendros. Una de las acciones a futuro es continuar con la asistencia técnica a través de los talleres de Arquitectura y las acciones de mediano plazo con el desarrollo de proyectos e ideas”, complementó Mercado.
La EAD cuenta además con un observatorio urbano y están comenzando un estudio respecto a los efectos del incendio y cómo actúa la interfase urbano-forestal. Los expertos se dieron cuenta que existen ciertas áreas verdes que deben potenciarse como espacios de refugio, tal como ocurrió con algunas multicanchas, quebradas o sitios eriazos, los que pueden potenciarse como zonas seguras, lo que se trabajará con el municipio.
LA VOZ DE LOS ESTUDIANTES
Los estudiantes valoraron esta instancia de conocer el impacto del incendio y aportar con lo aprendido en la PUCV. Matías Mondaca, trabajó en el ámbito de la asistencia técnica. “Antes de ir a la zona afectada nos capacitaron y fue enriquecedor ver cómo mis compañeros y compañeras tenían ganas de ayudar. Salimos de la teoría para ver casos reales de viviendas que se perdieron. Es un crecimiento recíproco. Ellos buscan respuestas y nosotros podemos aportar con nuestro conocimiento. Hemos estado analizando diversas aristas de porqué ocurrió el incendio, más allá de la intencionalidad, en términos de cómo estaba el sector. La idea es que no se repita esta emergencia”, reflexionó.
Michelle Berríos también colaboró con la asistencia técnica. “Creo que la instancia fue muy positiva tanto para los estudiantes como para las personas que se vieron afectadas. Esto debe abordarse como sociedad. Es pequeño lo que hicimos, si consideramos lo gigante de las necesidades que existen. Es valioso que la academia desarrolle esta asistencia de una manera más sistemática, donde una de las problemáticas más grandes es la segregación o desigualdad territorial, no sólo cuando hay catástrofes grandes”, añadió.
Ignacio Araya recuerda que se abordó el ámbito de la accesibilidad universal, donde claramente existen desigualdades en el territorio. “Es importante realizar una contención a las personas, llegamos a la casa de una señora y nos abrazó. Estaba muy dolida, vivía con sus padres. Se abordó el tema de la accesibilidad universal y cómo nosotros podemos ayudar para que puedan avanzar con la reconstrucción. Quedamos en contacto con los grupos por sectores y nos dimos cuenta que hay lugares que están recién comenzando y vimos una casa construida, el tema es ver si cumple con lo normativo. La idea es volver para asesorarlos”, precisó.
Andrés Larrondo estuvo trabajando en la remoción de escombros. “Fue una experiencia muy positiva para ambos, tanto para nosotros como para quienes recibieron el apoyo. Nos dimos cuenta que no había mucha ayuda de externos y uno nota las reacciones de las personas y por la magnitud de lo ocurrido se necesita bastante todavía. Desde lo reglamentario de la Arquitectura es difícil dar una respuesta en un comienzo. Como personas podemos ayudar a mejorar las condiciones. Se requiere complementar lo académico con lo social para que el alumno tenga experiencia y pueda colaborar de forma activa a las personas que se vieron afectadas. No quedarse solo en la sala de clases, sino que también llevarlo a la práctica”, concluyó.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica