Actualmente Chile vive una escasez hídrica que se extiende desde hace ya varios años y que lo posiciona como el país con mayor déficit de agua en Latinoamérica, según el último estudio de World Resources Institute del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.
La publicación, que data del 2019, considera a Chile en el puesto número 18 de países con estrés hídrico alto, siendo el número uno de América Latina, seguido por México que ocupa el lugar 24. Por lo mismo es que el tema del buen uso del agua es algo que debe ser instalado en la coyuntura nacional.
Así lo pensó David Jeison, director de la Escuela de Ingeniería Bioquímica, quien junto a su equipo desarrolló un proyecto que busca reutilizar las aguas residuales originadas en un domicilio o empresa. “Nuestro proyecto es financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, y dice relación con la recuperación del agua que recorre los sistemas sanitarios a través de los emisarios submarinos de aguas servidas, desde las localidades costeras hacia el mar”, señaló el académico e investigador.
El académico agregó que la idea es recuperar esta agua, tratarla y llevarla a una calidad que permita un nuevo uso, incluso como agua potable, de regadío para la agricultura o para uso industrial, convirtiendo algo que hoy es un problema en una oportunidad, mejorando así el abastecimiento.
“Este tratamiento se puede lograr a través de distintos medios, pero la posibilidad que nosotros evaluamos es la de utilizar biotecnología y bioprocesos a través de microorganismos que consumen los contaminantes que están en el agua y que, de alguna manera, podamos construir un proceso que imite lo que la naturaleza hace, la forma en que convierte los contaminantes. La diferencia es que lo hacemos con la ayuda de la ingeniería y la ciencia en un ambiente controlado”, explicó.
El académico indicó que en la investigación se utilizan consorcios de microorganismos de diferente tipo que consumen las grasas, proteínas y componentes orgánicos que están en las aguas servidas. “A lo anterior le sumamos procesos de filtración avanzados que nos permiten llegar a una calidad muy buena y segura de agua para diversos usos”, recalcó.
Junto a Jeison, participan en el proyecto alumnos y docentes de la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la PUCV, así como también científicos e investigadores del extranjero, quienes aportaron al desarrollo del prototipo final. “Se involucraron investigadores de Europa y Estados Unidos, lo que nos permitió desarrollar éste y otros proyectos que realizamos en el área de la biotecnología ambiental”, declaró el académico, quien indicó que el proyecto se encuentra en su etapa final.
Por Sebastián Paredes
Dirección de Comunicación Estratégica