El Papa Francisco dio a conocer durante el primer día de enero un mensaje en el contexto de la celebración de la 57° Jornada Mundial de la Paz, ocasión en que se refirió al progreso de la ciencia y la tecnología como un camino para avanzar hacia la paz, un aspecto tan necesario en el mundo de hoy.
El Papa recordó la Constitución Pastoral Gaudium et spes y el Concilio Vaticano II declarando que siempre se ha vinculado al hombre con su trabajo y su ingenio para perfeccionar su vida.
“Nos alegramos justamente y agradecemos las extraordinarias conquistas de la ciencia y de la tecnología, gracias a las cuales se ha podido poner remedio a innumerables males que afectaban a la vida humana y causaban grandes sufrimientos. Al mismo tiempo, los progresos técnico-científicos, haciendo posible el ejercicio de un control sobre la realidad, nunca visto hasta ahora, están poniendo en las manos del hombre una vasta gama de posibilidades, algunas de las cuales representan un riesgo para la supervivencia humana y un peligro para la casa común”, expresó.
En esta misma línea, el Vice Gran Canciller de la PUCV, Cristian Eichin, añadió que para nuestra Casa de Estudios es muy importante reflexionar sobre el lugar que tiene el sello valórico en diálogo con la Inteligencia Artificial. “Esto no solamente presenta preguntas desde el punto de vista de los datos, algoritmos y estadísticas, sino que también presenta problemas valóricos. Es necesario enfrentar este ámbito con una mirada ética y desde la integridad académica. Este ámbito se vincula al desarrollo formativo, donde es necesario presentar cautelas”, complementó.
El director del Doctorado en Industria Inteligente de la Universidad, Álvaro Peña, destacó que desde ese programa se busca resolver problemas complejos mediante la optimización del uso de recursos, contribuyendo así a un desarrollo sostenible. “Las iniciativas en IA se enfocan en reducir costos de inversión y maximizar beneficios sociales, alineándose con las directrices del Papa Francisco para un futuro más justo y equitativo. Este enfoque integral no solo mejora la eficiencia industrial, sino que también promueve una gestión responsable y sostenible de los recursos, esencial para el bienestar de las generaciones futuras”, expresó.
EL FUTURO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
El Papa Francisco hizo un llamado a entender la IA como una galaxia de realidades distintas, donde no se puede presumir a priori que su desarrollo aporte una contribución benéfica al futuro de la humanidad y a la paz entre los pueblos. “Tal resultado positivo sólo será posible si somos capaces de actuar de forma responsable y de respetar los valores humanos fundamentales como la inclusión, la transparencia, la seguridad, la equidad, la privacidad y la responsabilidad”.
El sucesor de San Pedro, reconoció que la inteligencia artificial será cada vez más importante y los desafíos que plantea no son sólo técnicos, sino también antropológicos, educativos, sociales y políticos.
“La IA promete, por ejemplo, un ahorro de esfuerzos, una producción más eficiente, transportes más ágiles y mercados más dinámicos, además de una revolución en los procesos de recopilación, organización y verificación de los datos. Es necesario ser conscientes de las rápidas transformaciones que están ocurriendo y gestionarlas de modo que se puedan salvaguardar los derechos humanos fundamentales, respetando las instituciones y las leyes que promueven el desarrollo humano integral. La inteligencia artificial debería estar al servicio de un mejor potencial humano y de nuestras más altas aspiraciones, no en competencia con ellos”, añadió.
DESAFÍOS PARA AVANZAR EN EDUCACIÓN Y ENFRENTAR CONFLICTOS
Finalmente, el Papa se refirió a los desafíos que presenta la IA para la educación pensando en una tecnología que esté al servicio de la dignidad humana. “La educación en el uso de formas de inteligencia artificial debería centrarse sobre todo en promover el pensamiento crítico. Es necesario que los usuarios de todas las edades, pero sobre todo los jóvenes, desarrollen una capacidad de discernimiento en el uso de datos y de contenidos obtenidos en la web o producidos por sistemas de inteligencia artificial. Las escuelas, las universidades y las sociedades científicas están llamadas a ayudar a los estudiantes y a los profesionales a hacer propios los aspectos sociales y éticos del desarrollo y el uso de la tecnología”, complementó.
“Mi oración al comienzo del nuevo año es que el rápido desarrollo de formas de inteligencia artificial no aumente las ya numerosas desigualdades e injusticias presentes en el mundo, sino que ayude a poner fin a las guerras y los conflictos, y a aliviar tantas formas de sufrimiento que afectan a la familia humana. Que los fieles cristianos, los creyentes de distintas religiones y los hombres y mujeres de buena voluntad puedan colaborar en armonía para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea la revolución digital, y dejar a las generaciones futuras un mundo más solidario, justo y pacífico”, concluyó.
El documento puede revisarse en extenso en el siguiente link.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica