25.03.2022
Antes de referirme al tema central señalado en el título de este artículo, quiero compartir con estudiantes y profesores de la educación primaria, secundaria y universitaria una fábula inspiradora escrita por el notable novelista italiano Andrea Camelleri: “En una selva se produce un terrible incendio y todos los animales huyen de las llamas para ponerse a salvo, entre ellos también corre el león, rey de la selva. Y mientras se aleja velozmente ve un colibrí que en sentido contrario al resto de los animales se dirige hacia la selva en llamas. ¿Qué haces loco, no ves que se está quemando todo?, le grita el león. El colibrí le responde: claro, tengo una gota de rocío en el pecho y la llevo para intentar apagar el fuego.”
Si bien es cierto que el planeta no está en llamas hay, sin embargo, antecedentes objetivos, como el aumento sostenido de la temperatura, que permiten predecir consecuencias catastróficas en las próximas décadas de no haber políticas vinculantes que permitan detectar y eliminar las causas que las producen.
No podemos quedarnos de brazos cruzados contemplando cómo se siguen destruyendo los ecosistemas, cómo se sigue deforestando en países como Brasil y Argentina, cómo siguen desapareciendo los glaciares, cómo los incendios destruyen los bosques, cómo surgen las tormentas que inundan pueblos y ciudades, cómo desaparecen la flora y fauna terrestre y acuática, cómo mueren personas a causa de las elevadas temperaturas.
No cabe duda que los gobernantes de cada país tienen la responsabilidad de enfrentar con políticas adecuadas las causas de los graves desastres que afectan al planeta y a sus habitantes. La historia juzgará a aquellos líderes que han tardado en enfrentar las causas que están provocando los dramáticos efectos del cambio climático por considerar que los fenómenos observados no revisten la gravedad que ha sido declarada por organismos internacionales.
¿Cuál es el rol que juega la educación en sus distintos niveles frente al cambio climático? Los currículos de la enseñanza Básica, Media y Universitaria deben incorporar los aspectos relacionados con los problemas del cambio climático y deberían diferenciarse de aquellos que se aplicaron hasta el año 2021.
Lo más importante es que los estudiantes comprendan por qué y cómo se produce el calentamiento global del planeta y qué ocurre a nivel molecular en las moléculas de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y otros gases presentes en la atmósfera. Asimismo, los estudiantes pondrán todo su empeño en comprender las relaciones que se establecen entre las diversas especies que conforman un ecosistema. Es en estos aspectos donde deberán integrarse los conocimientos básicos de la química, la física y la biología. Los profesores no escatimarán esfuerzos para que sus alumnos incorporen en su lenguaje cotidiano conceptos tales como: “cultura verde”, ecosistema, economía circular, huella de carbono, carbono neutralidad, efecto invernadero, electro-movilidad, sostenibilidad ambiental, etc. El cambio climático exige el diseño de estrategias integradoras en donde concurren aspectos de la química, la física y la biología.
Se espera que en los estudiantes se produzca un cambio profundo en su relación con el medio ambiente. La gravedad del problema que afecta a la humanidad exige que cada persona contribuya de manera activa y eficaz a la solución de tales problemas convirtiéndose en un adalid de la causa medioambiental.
El ejemplo del colibrí de la fábula muestra que frente a una catástrofe tan dramática como un bosque en llamas es necesario actuar no solo con decisión sino también con mucha valentía, cualidades admirables en un joven sin perder de vista que aportar “una gota de rocío” no es suficiente para apagar un incendio y que es mejor evitar que se produzcan. La educación, a nivel planetario, es la mejor aliada en esta titánica empresa.
Dirección General de Vinculación con el Medio